El mundo real es infinitamente más benévolo que el mundo mental.
Y voy a poner un ejemplo en una situación que no es nada fácil, que es la pérdida de un ser querido. Cualquier persona diría por favor, el mundo real es una mierda. ¿Yo hace poco perdí a una de las personas que más amé y amo en mi vida?
¿El mundo real? No, nosotros no sabemos lo que es el mundo real. Lo creemos ver pero en verdad solo vemos lo que ven nuestras creencias.
No entendemos por qué nuestros seres amados se va tan pronto. Uno tiene que superar el proceso de duelo, pero imaginemos lo que puede hacer el mundo mental. ¿Por qué esta persona que era tan buena se fue del mundo real?
¿Porque esta persona que era, por qué no se ha ido, alguien que era más malo? Por qué nos hace y nos mete en una dinámica que lejos de ayudarnos a recuperarnos de la pérdida, lo que nos llena de frustración, de resentimiento contra la vida, de desesperanza, de sensación de que la vida es algo tan absolutamente incierto que nos que nos supera.
Y esto sucede porque nos ponemos en jueces de lo que es correcto y lo que es incorrecto.
Creo que todo acercamiento al mundo real, incluso con sus dificultades, nos va a ayudar a encontrar nuestros verdaderos límites, que desde luego son muchísimo. El mundo real nos muestra los limites que existen en nuestra cabeza. Por lo tanto, el mundo real, es real? O es una proyección de nuestro mundo interno?
Nos damos cuenta de que los límites que nos contienen no son reales en absoluto. Es decir, que el campo de juego que tenemos es infinitamente superior al que creíamos.
La clave para serenar la mente sólo es una, en mi experiencia, que es el dominio de la atención, que no es someterse. La atención es el gobierno de la creación.
Hay que dirigir la atención al presente para crear el futuro.
Cuando el circuito de la mente errante lo va a querer llevar al pasado en sus lamentaciones y al futuro en sus preocupaciones. ¿Qué es lo que está vivo aquí y ahora? Algo tan sencillo como las sensaciones de mi cuerpo.
El simple hecho de llevar la atención unos minutos a esas sensaciones que expresan la existencia de un cuerpo que está vivo en el presente, tienen en sí la capacidad de reducir la actividad de la mente errante del circuito neuronal por defecto y activar el circuito de la creación.
¿Si esto es tan fácil, si esto es tan sencillo, por qué nadie lo hace?