En los últimos años el auge del concepto de gestión emocional ha despertado un gran interés por parte de numerosos lectores y autores, quienes han intentado delimitar su incidencia y proveer herramientas para fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional.
Pero, ¿Qué es realmente la gestión emocional?
Comúnmente se cree que es el manejo sobre las emociones que se experimentan a partir de un evento, situación o estado del ser. Muy por el contrario, la gestión emocional hace referencia al proceso en el cual una persona es consciente que está creando sus emociones a través de sus pensamientos y que puede cambiar su estado emocional, cambiando el sistema de pensamiento que hay detrás. Esta es la verdadera gestión. No es hacerse cargo de los efectos como se cree a menudo.
La etimología de la palabra gestión proviene del latín gestio que significa acción. La gestión es el conjunto de acciones que se realizan con la finalidad de resolver una situación o materializar un proyecto. La gestión denota la capacidad para resolver y tramitar algo para alcanzar un fin.
La biodescodificación enseña a gestionar las emociones al dar las herramientas para acceder a la causa que genera esos efectos. Por lo tanto, la gestión emocional es la consecuencia de la decisión previa de elegir los pensamientos. Es decir que la gestión emocional es el efecto de la elección de los pensamientos, de la capacidad de elegir qué se quiere pensar y con qué cristal se va a ver el mundo.
Si la gestión fuese de la emoción y no del pensamiento, estaríamos posicionando a las personas como víctimas de los acontecimientos externos de los cuales tienen que defenderse para lograr el bienestar, y no se los estaría asumiendo como responsables y creadores de su realidad. Imaginate estar reaccionando a los acontecimientos del entorno y controlando las emociones que estos despiertan. ¿ Sería agotador no? Como un malabarista que va sorteando las pelotas para mantener el equilibrio. Viendo así la vida, esta pareciera no tener control y coloca a las personas como meros espectadores de aquello que sucede.
Cuando uno se da cuenta que no son las emociones las que se deben gestionar, sino que los pensamientos, se recupera el poder sobre la propia vida y la capacidad de crear significados que potencien. Significados que dejen aprendizajes que lleven a la expansión y al crecimiento constante.
Sólo cuando somos conscientes de los pensamientos que hay detrás de nuestras emociones podremos cambiar los efectos y las causas que crearon ese cristal con el que vemos al mundo.
La biodescodificación es una herramienta que clarifica cómo se crean los estados emocionales y provee la llave para transformar los estados displacenteros que se experimentan. Al saber cómo se crean, se tiene la posibilidad de cambiar los estados del ser y los resultados.
Te estarás preguntando, ¿cómo transforma la biodescodificación las emociones?
A través de un entrenamiento mental que provee las herramientas que guían el proceso de autoindagación y reprogramación mental.
Por lo tanto, hoy sabemos que para lograr una gestión emocional primero se debe tener dominio sobre los pensamientos.